En un momento en el que el debate sobre los transgénicos está sobre el mesa, sale publicado un interesantísimo estudio sobre la patata dulce; lo que conocemos como Boniato o batata (Ipomoea batatas), que sería el primer alimento transgénico de la historia y originado de forma natural. ¿Adiós a la idea de que lo transgénico es antinatural?

Fotografía de Scott Sherill-Mix

Los primeros alimentos modificados genéticamente no son creaciones humanas. Esta semana se conocía un interesantísimo estudio publicado en PNAS (The genome of cultivated sweet potato contains Agrobacterium T-DNAs with expressed genes: An example of a naturally transgenic food crop – en Open Access) donde explican que una patata dulce (Ipomoea batatas), sería el primer alimento transgénico de la historia y originado de forma natural.

El boniato (Ipomoea batatas) es un antiguo cultivo domesticado desde hace más de 8.000 años, siendo el principal alimento en el África subsahariana, América, parte del pacífico y Asia.

Mapa con el origen y distribución de Ipomoea batatas – Imagen de Irene Lucas (Universidad de Reading)

Todo comenzó cuando uno de los coautores del estudio, Jan Kreuze; virólogo de la planta en el Centro Internacional de la Patata en Lima, Perú, estaba analizando los boniatos para estudiar su material genético, cuando descubriendo secuencias genéticas de Agrobacterium, un género bacteriano que habitualmente se utiliza para la creación de cultivos transgénicos.

Al inicio pensaron que podría tratarse de una posible contaminación bacteriana, por lo que solicitaron ayuda a otros científicos de la Universidad de Gante, con los que analizaron 291 muestras de cultivares de América, África, Asia y Oceania así como muestras silvestres de América.

Al analizar las muestras, descubrieron la presencia de dos regiones de ADN-T de Agrobacterium en los genomas de las patatas dulces cultivadas: una de las regiones estaba en todos los ejemplares cultivados y la otra en 45 de los 217 genotipos analizados, incluidos los silvestres y los domesticados.

¿Cómo llegó ahí? Los resultados sugieren que el ADN del Agrobacterium habría llegado de forma natural a través de transferencia horizontal y quedó ahí a través de la domesticación de la especie por la selección realizada por los antiguos agricultores. Es decir, sin esta transgenia natural no tendríamos la batata que conocemos y que llevamos miles de años consumiendo.

Su función

La mayoría de los genes encontrados están implicados en la síntesis de auxinas, unas hormonas vegetales implicadas en la estimulación del crecimiento de las raíces y favoreciendo la formación de los tubérculos, es decir, lo que nos comemos.

Adiós a un paradigma

Según explican los autores, este descubrimiento puede cambiar el paradigma que se mantiene con los transgénicos al considerarlos «no naturales», ya que es un alimento que llevamos comiendo milenios y que todo indica que se originó de forma natural.

Esta transgénesis fue beneficiosa para la planta, quedó y se fue transfiriendo a las generaciones posteriores gracias a la domesticación del cultivo. La única diferencia con la los organismos transgénicos creados por los huamnos, es que tenemos la ventaja de saber qué características mejoramos y no de forma aleatoria como en la naturaleza.

Adiós a un argumento habitual en los antitransgénicos, de que no son naturales y perjudiciales para la salud humana, algo absolutamente falso ya que llevamos miles de años consumiendo los boniatos y cada poco tenemos la noticia de que son ricos en vitaminas :).