Chicote y el precio de una oportunidad perdida


«El Precio de los Alimentos» de Alberto Chicote, prometía ser un interesante programa que explicara el por qué del precio de los alimentos y que en cualquier canal de USA lo petaría. La realidad es que ha quedado en un programa caótico, que da la sensación de que se hizo «a correr», que recurre a los tópicos de siempre y ha sido una oportunidad perdida para hacer un programa didáctico. Lo único claro es que Chicote se lo pasó genial de turismo. Yo también quiero.

La semana pasada se estrenaba en La Sexta «El Precio de los Alimentos», el programa de dos capítulos de Alberto Chicote, que prometía explicar por qué los alimentos tenían esos precios o por qué subía el precio de la patata si España es un gran productor, etc…El programa en el que Chicote iba a intentar mostrar cómo el combustible, el clima, la especulación de los mercados financieros o los productos que importamos son determinantes en el precio final de los productos que consumimos. Hasta ahí, la idea es maravillosa.

El programa es una gran oportunidad perdida para hacer un programa didáctico, que en cualquier televisión de USA tendríamos un serial con media hora por producto pero aquí tenemos escasos 5 minutos por producto y la mitad del tiempo es Chicote comiendo, en el mercado, viajando y dando unas pinceladas de los alimentos.

Como es evidente, en prime time no vamos a explicar que hay una plaga de roya que afecta al café de América Latina desde hace unos años y que apenas le damos importancia en Europa, que la sequía es el principal factor implicado en el precio de los cerales … lo mejor es explicar que todo se debe a la especulación o la Guerra de Ucrania; que aunque es clave en este asunto del cereal, no es el único factor… (la mayoría de la producción es en Asia Central).

Chicote y los tomates de Almería

Se queja de los miles de kilos de tomates que se tiran cada año al no comercializarse por los canales habituales, pero se olvida de que esos alimentos perecederos no se pueden entregar a organizaciones de ayuda al no disponer de infraestructura para absorber ese material. Lo mismo ocurre con el pescado o con cualquier otro producto perecedero que no se puede dar así como así, porque hay que conservar una cadena de frío o determinadas condiciones sanitarias. Sí, es una mierda…pero hay que explicarlo y por qué ocurre eso.

Siendo cocinero y haciendo un programa de televisión en el que en ocasiones va a ayudar a locales que dificilmente pasarían una inspección sanitaria…sorprende que esto no lo sepa…aunque en 5 putos minutos no lo vas a poder explicar

Escribe Ferrán Monegal en El Periódico de Catalunya, una interesante nota titulada «Chicote, turismo y pose» que es el verdadero resumen de estos dos programas. Turismo y pose.

De repente está en Almería, Cuenca, Holanda, Swazilandia… Si fuera otra persona con menos nombre que Chicote, las hostias de la crítica de la prensa (y de cierto sector social con tanto viajecito) se escucharían en Saturno.

Televisión de usar y tirar

¿La culpa es únicamente de Chicote? No. La culpa es de La Sexta por intentar sobreexplotar la imagen de Chicote y el intento de hacer un programa apresurado, con el único objetivo de aprovechar el tirón del cocinero y cubrir el hueco de la parrilla que queda libre mientras no viene Jordi Évole, en el que dificilmente puede pararse con un alimento.

Es posible que en cualquier canal de USA, el Chicote de turno tendría un programa semanal donde cada semana podría dedicarse a un alimento, ya bien sea en un programa ad hoc o dentro de un programa de cocina al uso. Pero USA es USA y España es España. Allí el producto periodístico se valora y aquí es usar y tirar.

La idea del programa es cojonuda. Con tiempo de edición, un mínimo de aprendizaje de cada sector y «libertad» por parte de la cadena…podría tener un programa altamente recomendable y exportable a otras televisiones. El problema de todo esto, es que lo que podía ser una idea cojonuda ha quedado en una basura, donde una pincelada no sirve para comprender la realidad de un sector alimentario.

Había veces que no sabía si presentaba el programa Chicote o Gloria Serra con la basura de pseudoperiodismo de equipo de investigación, como cuando hicieron aquella ignominia de La Guerra del Pan o lo del cruasán.

Para finalizar…me quedo con la reflexión que hace @karmegd en Los alimentos nacionales y sus precios:

Las cosas en el resto del país son diferentes. El resto del país compra absolutamente todo en el supermercado, lo más barato, sea lo que sea, a gran escala, con un gran empaquetado. La gente ya no sabe lo que es comprar a granel, ir al carnicero de confianza, ir a la plaza el sábado, o comprar la carne con sello de calidad ternera gallega. Las denominaciones de origen las tenemos de adorno. Se busca lo barato, lo rápido, sin que nadie se preocupe por la calidad o el origen de lo que comemos.

Vivo en Berna y trabajo en Zurich. Varios días a la semana (varía la cosa), cuando salgo de casa por la mañana, cruzo la zona del mercado, en el que un montón de agricultores están montando sus puestos. Los sábados cruzo muchas veces dicho mercado, y veo como los suizos compran todo lo que pueden ahí, porque les gusta saber de qué huerta viene la lechuga que se comen. Se les nota que son animales de costumbres, porque van siempre a comprar los tomates a la misma señora, aunque siempre vayan a comprar la calabaza a otra señora.

Cuando estoy en el trabajo, día tras día, en la cafetería, tengo un cartel con el menú en el que siempre me dicen el origen de la carne. Ese día que tenemos cordero de Nueva Zelanda hay poca cola, mientras que cuando hay carne suiza la cola crece. Tras mis dudas, muchos me han aclarado que si no pueden comer carne suiza, comen vegetales suizos, mientras que en la cola nos quedamos sólo los extranjeros.

Me voy al supermercado y me cuesta encontrar cosas de fuera. Todo supermercado tiene su zona de importación, no me malinterpretéis, que podéis encontrar arroz La Fallera, pero sólo en la zona destinada a ello. En los productos de uso común, la inmensa mayoría son cosas suizas o cosas más internacionales pero siempre que han salido de una fábrica suiza. El resto, simplemente, no tienen éxito.

Paso por la zona de productos frescos, y allí encuentro los productos regionales. En esta zona nunca sabes lo que te vas a encontrar, y va a variar cuando te vayas a otro supermercado, porque la región es muy pequeña, y normalmente cada productor sirve a uno o muy pocos supermercados. Ese señor que vendía lechugas en el mercado, también lleva sus lechugas al supermercado. La pequeña panadería que había en la esquina, sólo mantiene el horno, y vende su pan dentro de ese supermercado, pero no en el que hay a dos calles. La señora que hace pasteles, cuando los hace, los vende en el supermercado. Y un montón de cosas, todas con su sello de calidad, un sello que dice claramente lo que tiene que decir, “aus der Region”. El pollo que peor ha sido tratado antes de acabar en ese supermercado, en España llevaría su sello de “de corral”, mientras que aquí la opción local se limita al corral o al pollo mimado. Y sí, hay de los otros, pero nadie quiere comprarlos.

¿Cómo puede ser esto posible? Pues porque el supermercado no pertenece a una gran cadena, o sí. Hay dos cadenas grandes en Suiza, y ambas son cooperativas, por lo que se ocupan de colocar los productos de todos los miembros de la cooperativa, y sus propios socios son los que se ocupan de hacer que el resto de la población (si es que queda alguno que no pertenezca a una de las dos) consuma productos nacionales.

Obviamente esto tiene sus problemas… Los supermercados alemanes intentan a toda costa abrirse hueco en el mercado a base de bajar precios, los suizos pueden permitirse mantener precios altos, y la rivalidad entre ambas cooperativas es enfermiza… Aunque por detrás sea evidente que hay un pacto de precios, porque no engañemos a nadie, las cosas son más caras. Por otra parte, comprando con cabeza, os aseguro que mi cesta de la compra me cuesta más o menos lo mismo que me costaba en Madrid.

¿Os podéis imaginar algo así en España? ¿Podríamos por una vez valorar lo que tenemos? Pensad por un momento en ello, pensad que no hace falta vivir en el pueblo, en la aldea, porque se puede llevar la aldea a la ciudad si la gente se organiza correctamente.

Acerca de andresrguez

Doctor por la Universidade de Vigo. Campo de especialización: comportamiento del plomo en suelos mineros, urbanos y campos de tiro, a través de técnicas espectroscópicas, toxicológicas y aplicación de nanopartículas.
Esta entrada fue publicada en Uncategorized y etiquetada , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

16 respuestas a Chicote y el precio de una oportunidad perdida

  1. Pingback: Chicote y el precio de una oportunidad perdida

  2. Pingback: Bitacoras.com

  3. alex dijo:

    que se pueda especular con las materias primas es una gran barbaridad de la que nuestros descendencientes se asombrarán. quien quiera invertir en trigo, en petroleo o en tomates, no tendría que tener otro remedio que llevárselos a casa. eso de jugar al trader con bienes necesarios debería prohibirse ya.
    por lo demás, me vale consumir productos cercanos por la huella ecológica, no por absurdo patriotismo.

    Me gusta

    • andresrguez dijo:

      Todo eso está muy bien salvo por el pequeño detalle de que hay muchos más factores que achacarlo a la especulación.

      Es lo mismo que se hizo con el precio de los cereales olvidando las inundaciones y las sequías en los principales países productores, el aumento de los costes del petróleo o que de golpe hubiera una clase media china que te pidiera cereales de mejor calidad. ¿Hubo especulación? Sí, pero esos factores nunca se nombran.

      Por ejemplo con los cereales hubo unas sequías brutales en Rusia y Kazajistán. Pasas de poner en el mercado 10 a poner 6 y su demanda es 9. Claro que hay especulación, pero la primera especulación comienza en las cooperativas guardando el grano para obtener un mejor precio…y eso en muy pocas ocasiones se nombra y es mejor clamar contra los mercados y la banca.

      Me gusta

  4. Xak dijo:

    No, si yo tuviera una sueldo suizo también compraria producto fresco y de alta calidad, pero resulta que vivo en Hispañistán, donde los impuestos son de nivel europeo y los sueldos de nivel africano, y donde la gran mayoria de la población se dedica a sobrevivir comprando y rebuscando lo más barato entre lo barato porque no queda otra. Nadie de forma voluntaria come mierda si su sueldo le permite comer algo de mejor calidad.

    Me gusta

  5. a mí también me decepcionó mucho

    Me gusta

  6. Emilio dijo:

    Bueno, yo más que hablar del programa de Chicote (que no lo he visto), quiero hablar de la última parrafada relacionada con la situación suiza, y viene a cuento porque yo estuve un año viviendo allí. Os copio tal cual el comentario que he puesto en el blog original (considero pertinente transmitir la misma idea en ambos lados):
    Mi experiencia en Zürich no puede ser más distinta: mi cesta de la compra valía el doble que Madrid (pero no era extraño: todo en la ciudad valía el doble. Mi salario era el triple o el cuádruple, según cómo lo miraras). Y por mi barrio (yo vivía en los alrededores del hospital pediátrico, y obviamente era por ahí por donde hacía la compra, pero no observé muchas diferencias por el resto de la ciudad) no había ni una carnicería, ni una tienda de frutas. Todo eran supermercados y todo estaba envasado hasta el más mínimo rincón. No había ninguna comida que no hubiera salido de plástico. Para un país con unos paisajes tan idílicos, tanto gasto medioambiental me parecía un horror.
    Por otro lado, no es extraño que los suizos se pirren por las cosas del país. Sólo hay que ver los resultados de las elecciones. Los suizos son muy nacionalistas, por no decir que hay un alto grado de xenofobia. Respecto a la comida, recuerdo que el comedor de la universidad te daba la posibilidad de tomar una pieza de fruta como postre: pero siempre eran manzanas. Estuve un año allí, y ninguna otra clase de frutas, salvo manzanas. Un compañero me dijo: «¿para qué vamos a tener una fruta extranjera, si tenemos una fantástica manzana suiza?», a lo que yo le repliqué: «ya, pero, ¿es que no hay más tipos de frutas?». Que te guste tu tierra no tiene nada de malo: que no te guste nada procedente de las ajenas, ya es bastante peor.
    Por cierto, que este mismo compañero fue de los que me dijo, nada más entrar, «los pertenecientes a la Unión Europea tenéis las mismas posibilidades de tener trabajo que un suizo. Aunque, claro, no todo el mundo está de acuerdo». El tratamiento a los humanos no distaba mucho del tratamiento a las frutas.

    Le gusta a 1 persona

  7. sdgsdhshsdh dijo:

    Hemos luchado fervientemente para ser unos antipatriotas con todo lo que ello conlleva. Aquí no buscamos lo del terreno, siguiendo una apetencia en espiral como siguen en otros paises (primero, lo de mi ciudad, luego lo de mi provincia, luego lo de mi región, luego lo de mi pais, y lo de fuera lo ultimo) aqui lo hacemos al revés, y estamos orgullosos y satisfechos de que aqui sea. La calidad importa poco, este es el pais donde la gente se va al McDonals de Londres en lugar de quedarse en el McDonals de su ciudad. De chiste, y como dice Chicote, de Traca.

    Me gusta

  8. Javier dijo:

    Y encima ni siquiera viaja a la mayoría de los sitios… Hace el paripé de que se sube al avión, al coche o al tren y después no aparece en el destino… Decepcionante…

    Me gusta

  9. mmmvalley dijo:

    Hola,

    Me gusta bastante tu articulo. Llevas toda la razon, el programa es decepcionante.

    Solo un pequeño pero, no siempre lo de fuera es mejor. En USA no siempre el buen periodismo es facil de encontrar y sobre Los productos locales en Suiza. Yo tambien vivo en Ginebra y decir que la cesta de la compra vale igual aproximadamente que en Madrid es una falacia. Un quilo de pollo por poner el mismo ejemplo cuesta sobre los 22chf (20euros) en cualquiera de las dos grandes cadenas de supermercados mencionadas (coop y micros). Asi si se pueden mimar Los pollos. En España vamos a lo barato porque no podemos pagar otra cosa. Cuantas familias podrian hoy pagar 20 euros por un quilo de pollo por muy mimado que estuviera.

    Me gusta

    • KaRMe dijo:

      No es un buen ejemplo, porque el pollo es especialmente caro, tanto que la ternera puede salir más barata. Por otra parte cada semana hay carne al 50%, y ese es el momento en el que hay que comprarla. La carne es quizá el producto más caro en comparación, y es el que me ponéis siempre de ejemplo. Como contrapartida, yo puedo decir que en Migros hay un pan de 750 gr por menos de 2 francos. El pan en cuestión se puede comer durante tres días perfectamente, que no sabe a chicle a las 6 horas. En España, no encuentras un pan de ese tipo a ese precio ni de milagro. Las especias son más baratas (mucho más) que en España, las frutas tropicales también.

      Todo se basa en adaptarse y comer las cosas que comen ellos, aprender a pedirlas, adaptarse a las estaciones y aprender a seguir los ciclos de ofertas. Y se puede vivir con el mismo presupuesto para supermercado que en Madrid, lo prometo.

      Me gusta

  10. Al hilo de lo que comentas, hace poco vi una infografia donde se ve bastante claro como sequías o legislaciones han afectado a lo largo de los años al precio de algunos alimentos. Es esta:
    http://www.ofertia.com/investigacion/precios-de-ayer
    Se ve cómo, por ejemplo, afectó la sequía de Brasil del 86 al precio del café, o la ley europea de bienestar animal de 2012 afectó al precio de los huevos.

    Me gusta

  11. Totalmente de acuerdo con la gran oportunidad que ha perdido la Sexta de hacer un gran programa denuncia y ha acabado haciendo otro cutre «Equipo de investigación» muy sesgado y sensacionalista, donde parece que se persigue a los productos extranjeros por el simple hecho de ser extranjeros (era hasta gracioso el tono despectivo que usaba al hablar a cámara de los tomates holandeses).
    En cuanto a la reflexión sobre Suiza, a mi también me resultó muy curioso que allí la gente sólo comprase producto ya no sólo del país, sino del cantón. Todo va con su banderita correspondiente en el etiquetado y ponen la procedencia bien clara. El gran valor de los productos también afecta a su precio (tampoco nos engañemos, los sueldos allí no tienen absolutamente nada que ver con España y los precios se adecuan) pero al final vale la pena, porque el pan sabe realmente a pan, los dulces no saben a harina con mucho azúcar como en España, la carne tiene un sabor, un color y una textura que jamás imaginarías ni con las mejores carnes que puedas encontrar aquí y el chocolate lo consideraría un motivo suficiente para viajar a este pequeño país =)
    Un saludo y enhorabuena por el artículo!

    Me gusta

    • KaRMe dijo:

      Exacto. El pan es uno de mis mejores ejemplos, porque era lo que más me mataba en Madrid, que al salir de Galicia no podía comer el pan de supermercado madrileño. Y si, si puedes permitirte gastar todavía más, pues gastas un poco más y comes de maravilla!

      Le gusta a 1 persona

Replica a mmmvalley Cancelar la respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.