El antílope saiga (Saiga tatarica) que habita en la estepa de Asia Central y en peligro de extinción desde hace años, está sufriendo una pérdida de población misteriosa, donde se estima que más de 120.000 ejemplares han muerto en el último mes. La situación desconcierta a los científicos, que no saben qué puede estar ocurriendo y podría significar la desaparición de esta especie de antílope, durante años amenazada por la caza y la medicina tradicional.

Saiga tatarica – Photo Seilov. CC 3.0. – Vía Liberation

El antílope saiga es un especie nómada que vive en grandes manadas, en los pastizales de la estepa y los desiertos semiáridos de Asia central. La especie que en su momento habitó desde Reino Unido hasta Alaska, ha quedado reducida a 4 poblaciones: en Kalamira en el Suroeste de Rusia y tres más en Kazajstán (La población existente en Mongolia se estima que es S. tatarica mongolica, a diferencia S. tatarica tatarica).

Mapa de IUCN Red List

A pesar de ser una especie capaz de vivir en ambientes con amplitudes térmicas de 100ºC y ser capaces de llegar a una velocidad con picos de 100 km/h, es un animal propenso a las mortalidades masivas como en 1971-1972 cuando cerca de 400.000 ejemplares murieron de hambre o  cuando en 1984 fallecieron cerca de 100.000 ejemplares en la población de los Montes Urales (67% población local), por una epizotía, como la que se supone que está detrás de esta última mortalidad.

A principios de los años 90, la población de Saigas se estimaba en 1 Millón de ejemplares, pero con la caida de la URSS, se aumentó la caza furtiva por el elevado valor de sus cuernos en la medicina tradcional china. En el año 2000, se estimaba que quedaban unos 400.000 ejemplares y en 2014, en apenas 262.000.

Según explican en Nature, la posible explicación estaría en una enfermedad polimicrobiana de Pasteurella y Clostridium, transmitida por mosquitos y que afectaría a toda la población de Saigas de Kazajstán. Una de las últimas mortalidades masivas, en el año 2010, cerca de 12.000 ejemplares aparecieron muertos en Kazajstán por culpa de una pasteurelosis.

Según el biólogo Murat Nurushev, la enfermedad afectaría a su capacidad de digerir las plantas de las que se alimentan (alfalfa, trébol y herbáceas de praderas), causando una sobredistensión del rumen, hinchazón, formación de espuma y diarrea, que le acabaría causando la muerte.

Lo más probable es que esta enfermedad polimicrobiana esté actuando como enfermedad oportunista, al aprovechar una mala alimentación de los antílopes, por las sequías de las  praderas en las que viven.

Esta especie tiene una capacidad muy buena para reproducirse con una condiciones mínimamente favorables; un invierno menos duro o un verano seco, aprovechan para reproducirse con la desventaja que al ser poblaciones aisladas y relativamente reducidas, la diversidad genética se reduce y la capacidad de supervivencia ante este tipo de eventos, también.

Por último y como en toda mortalidad masiva, la conspiración se hace notar. En esta ocasión le ha tocado a la presunta relación entre las mortalidad y los lanzamientos espaciales de Baikonur (unos 600 km de distancia), a lo cual, la Agencia Espacial de Kazakhstan ya lo ha tenido que desmentir.